Pasar al contenido principal

La gloria verdadera no es fama sino entrega: Papa Francisco 

misa
Fotografía
Imagen: de referencia - ntn24.com/ AFP

“Entrega y perdón son la esencia de la gloria de Dios. Y son para nosotros el camino de la vida”.

En el V Domingo de Cuaresma, el Santo Padre explicó cuál es la verdadera gloria: “No es una manifestación grandiosa de potencia a la que siguen los aplausos del público; la gloria verdadera, la que nunca se desvanece y hace feliz, está hecha de entrega y perdón”, enfatizó.

 

Ante los fieles presentes en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, Francisco explicó el significado de “glorificarse”: No es nada más y nada menos que “entregarse”, “hacerse accesible” y “ofrecer amor”. 

 

Y precisamente esto sucedió de manera culminante en la Cruz – ha explicado el Papa – “donde Jesús desplegó al máximo el amor de Dios, revelando plenamente su rostro de misericordia, entregándonos la vida y perdonando a quienes lo crucificaron”.

La gloria verdadera está hecha de entrega y perdón

El Papa Francisco también explicó que, desde la cruz, “cátedra de Dios”, el Señor nos enseña que la gloria verdadera, la que nunca se desvanece y hace feliz, “está hecha de entrega y perdón”: 

 

“Entrega y perdón son la esencia de la gloria de Dios. Y son para nosotros el camino de la vida”.

 

De hecho, advirtió que muchos de nosotros piensan que la gloria es “algo que hay que recibir más que dar” o “algo que hay que poseer en vez de ofrecer”. Esto no es gloria verdadera sino gloria mundana – precisó –.

 “La gloria mundana pasa y no deja alegría en el corazón; ni siquiera lleva al bien de todos, sino a la división, a la discordia, a la envidia”, agregó.

Al final de su alocución, planteó una pregunta para que cada uno de nosotros la medite en silencio: “¿Cuál es la gloria que deseo para mí, para mi vida, la que sueño para mi futuro? ¿La de impresionar a los demás por mi maestría, por mis capacidades o por las cosas que poseo? ¿O la vía de la entrega y del perdón, la de Jesús Crucificado, la vía de quien no se cansa de amar, convencido de que eso da testimonio de Dios en el mundo y hace resplandecer la belleza de la vida?”.