¿Cómo debo vestirme para asistir a Misa?
La sociedad se está volviendo cada vez más casual e informal, es importante que nos vistamos adecuadamente para asistir a Misa.
He visto personas comprar en los supermercados en pantalones de pijama y pantuflas. He ido a conciertos de música clásica y obras de teatro en los que la gente iba vestida con camisetas hawaianas y vaqueros. Incluso en las bodas muchas personas van sin corbata, vestidos cortos y he visto en funerales personas vestidas con colores llamativos, definitivamente la sociedad se está volviendo cada vez más casual e informal.
La forma como vestimos es signo de cuánto respeto tenemos por nosotros mismos y por los demás. Si no nos vestimos bien por alguien o algo, es un signo de que no respetamos a ese alguien o algo. ¡¡Vestirse bien es un pequeño sacrificio!!.
Parecer elegantes requiere un esfuerzo. Llevar un vestido bien planchado y corbata en lugar de una camiseta mal doblada requiere tiempo. Afeitarse requiere un poco de esfuerzo, peinarse también.
Son precisamente estos pequeños sacrificios a nivel de tiempo y esfuerzo, los que dicen a los demás que son dignos a nuestros ojos. ¡Vístete bien para ir a Misa!
«La moda no incomoda» dicen por ahí, pero hay “modas” que son ciertamente inoportunas dependiendo del lugar, del ambiente y de las personas. ¡Cuánto más cuidado pondremos en un ambiente cristiano!
Antes de mencionarlos, es importante resaltar que estos son algunos criterios básicos.
1. Camisas deportivas (equipos de fútbol)
Si quiero ir al estadio a ver fútbol, permitido. Si quiero pasear por el parque, permitido. Pero, ¿para ir a encontrarme con el Señor? Esto puede crear rivalidad, disgusto, distracción o molestias en la asamblea. Además, es bien sabido que una prenda deportiva se usa en un ambiente deportivo, por ende debemos evitar llevarlo a Misa.
2. Short muy corto o minifalda
Para la playa está bien. El sol cuando calienta puede ser insoportable, pero ¿en la iglesia? El calor no es excusa para vestir como queramos, es más, si tenemos calor, podremos ofrecerlo al Señor como muestra de amor por Él. Un short o una minifalda (en el caso de una dama) es una prenda que llama bastante la atención en un grupo humano, ¡cuánto más dentro de la iglesia! Vestir una falda está bien, pero una minifalda, no.
3. Sandalias de playa
Aunque muchos no lo crean, sucede. Sobre todo en ambientes veraniegos donde ir a Misa está de paso entre mi casa y la playa. ¡Siempre dignos! No lo olvidemos. Aunque me lleve más tiempo cambiarme de ropa y calzado, lo haré por amor al Señor. Las sandalias de verano son para la playa, no para la iglesia. Te pones un calzado más discreto para ir a Misa y luego te los quitas para ir a la playa, ¿cuál es el problema? Que la pereza o la comodidad no intervengan en la dignidad y sobriedad que predomina en un templo católico.
4. Sombreros o gorras
Además de evitar tapar la vista a los demás hermanos, es un gran signo de respeto no usarlos al interior del Templo. Cuando se está con alguien importante, nos quitamos el sombrero o la gorra y saludamos. Los sombreros son para protegerse del sol, pero dentro de una iglesia, ¿de qué querríamos protegernos? Es mejor evitarlo. Te lo puedes quitar y dejarlo a un lado de tu asiento o bajo el reclinatorio. Llevarlos a la iglesia está bien, usarlos dentro es inapropiado.
5. Escotes o camisas abiertas
Esto es parte de la moda de este siglo. Sabemos que el cuerpo es un don de Dios, es el templo del Espíritu Santo, por lo tanto lo protegemos con cautela. No andamos mostrándonos a todo el mundo, esto podría incitar distracción y provocación en los demás. Vamos bien arreglados, pero dignos. Ropa abierta, medio transparente, es mejor dejarla en casa. Nuestra premisa es «mientras más dignos, mejor».
6. Joyas, lujos y anillos exuberantes
¡Nosotros vamos a encontrarnos con Jesús! por ende todas las joyas y ornamentos exuberantes sobran en la Misa. Mientras más sobrios mejor. Es admirable ver cómo grandes empresarios van a Misa, a veces, incluso pasando desapercibidos por su forma de vestir o de tratar a los demás. Tener o no tener dinero no te va llevar al cielo. La caridad con los hermanos y el amor a Dios ¡eso sí! Así que ya sabes, las joyas en la casa bien guardadas. Santiago, en su carta, nos da más luz acerca de este punto: «Supongamos que entra en la asamblea un hombre con un anillo de oro y un vestido espléndido; y entra también un pobre con un vestido sucio; y que dirigís tu mirada al que lleva el vestido espléndido y le decís: “Tú, siéntate aquí, en un buen lugar”; y en cambio al pobre le decís: “Tú, quédate ahí de pie”, o “Siéntate a mis pies”. ¿No sería esto hacer distinciones entre ustedes y ser jueces con criterios malos?» (Santiago 2,2-4).
7. Zapatos o guayos de fútbol
Todos sabemos el concepto de calzado deportivo. Como ya sabemos lo deportivo se usa en un contexto de deporte, pero ¿en la iglesia? Cuando organicemos un partido de fútbol parroquial, permitido. Pero para la santa misa es inadecuado. Mejor usar calzado formal y discreto. Porque ir con zapatos de montaña a jugar fútbol es inútil, lo mismo en la iglesia, asistir a Misa con zapatos deportivos es inútil.
Estas medidas no son para “encajar en un ambiente social”, como muchos podrán creer, sino para hacer de la Santa Misa un verdadero encuentro con el Señor, un lugar digno de recibirle, un lugar santo. Como cristianos y católicos estamos llamados a buscar la perfección, por ende, el vestido no debería constituir ocasión para retroceder en la virtud y en la identificación con Cristo.
La limpieza, el decoro, los modales y la distinción son hábitos básicos que debemos ir inculcando a las futuras generaciones, más aún en un mundo muchas veces permisivo.
¡Vayamos dignos al Encuentro del Señor!