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Componente Evaluativo

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El sentido ético social de la evaluación desde la Espiritualidad Samaritana y la Pedagogía de Jesús

El sentido ético-social de la evaluación desde la Espiritualidad Samaritana nos invita a que la escuela, la persona, el conocimiento, la comunidad educativa y por supuesto la evaluación se conviertan en Buena Noticia. Pensar la evaluación desde una perspectiva ético-social es ser conscientes de que la evaluación en cada momento histórico determina y configura unos modos de relación e interacción entre docentes y estudiantes, que bien pueden tornarse autoritarios o democráticos.  En las relaciones autoritarias la evaluación aparece como un dispositivo de control y normalización del ambiente del aula, reguladas por lógicas de subordinación, mientras que las relaciones democráticas constituyen su antitesis, tal como se ha planteado en el proceso de acompañamiento de Emaús.

 

El desafío hasta aquí planteado, exige un cambio de mirada sobre el ser y quehacer de la Pastoral Educativa Académica en los colegios a la luz de la Parábola del Buen Samaritano.

 

Una evaluación de tipo social nos insta pues a pensar más allá del aula y de la escuela para ver si el conocimiento académico, las prácticas pedagógicas, el ambiente escolar y la misma evaluación con sus concepciones, prácticas y relaciones están formando personas incluyentes, justas, democráticas, solidarias, sin indiferencia que buscan aliviar y enfrentar el sufrimiento humano o por el contrario, personas encerradas en sí mismas que tan sólo buscan su propio bienestar.

 

El sentido ético social de la evaluación desde la Espiritualidad Samaritana y la Pedagogía de Jesús