Amanecer radiante y lleno de tu amor para darte gracias porque lo contemplamos con optimismo y sabiendo que tú estás a nuestro lado. Gracias, Señor, por tu palabra que nos invita a reflexionar en este día.
Nos invitas hoy a pasar a la otra orilla. Nos gusta pensar que ir a la otra orilla es emprender el camino sinuoso de la fe. Por eso nos dices “pasemos”, porque este paso entra en el terreno de la vida, del paso del no creer y estar en la muerte, a creer y recobrar la vida.
Nos invitas y tú te duermes, ¡qué bonito!, ¿nos dejas solos en este camino? Eso puede parecer, pero incluso cuando duermes, como en esta travesía por el lago, incluso entonces, “el guardián de Israel” está cuidando de nosotros, está sosteniendo nuestra fe, está a la espera de que todos los signos y milagros que hemos visto, toda la enseñanza que hemos escuchado mueva nuestros corazones y los inunde de confianza, de abandono, de disponibilidad hacia la voluntad de Dios, el Padre Celestial. Gracias, Señor, porque tenemos la seguridad de estar entre tus Brazos y que podemos soportar las tormentas y vientos huracanados que nos llegan en nuestro diario vivir. Permítenos que, al iniciar un nuevo mes, nuestra confianza en ti y la motivación a realizar nuestras actividades sean bendecidas en tu Santo Nombre.
Este primer sábado de mes está dedicado a nuestra madre y santísima. Ella misma nos proteja en su santo regazo y nos cubra con su manto sagrado. Nuestro rosario de Aurora y la eucaristía la celebraré pidiendo por nuestros hermanos enfermos y las necesidades de la familia. Feliz y santo. Inicio de mes y un muy buen fin de semana.
MEDITACIÓN
El miedo es contrario a la fe. Los apóstoles como seres humanos lo sienten, se sobrecogen y admiran ante las experiencias vividas con Jesús. Poco a poco van madurando su confianza. En la barca, imagen de la iglesia, navegamos todos y experimentamos como los apóstoles, las tormentas a nivel personal, familiar, eclesial y social. Señor, que sabes de nuestra poca fe, acompáñanos y haznos sentir tu presencia en este mundo tan convulso. Que contigo se afiance fe.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Hoy el Evangelio nos presenta a Jesús en la barca con los discípulos, en el lago de Tiberíades. De repente llega una fuerte tormenta y la barca corre peligro de hundirse. Jesús, que estaba durmiendo, se despierta, amenaza al viento y todo vuelve a la calma. ¿Por qué Jesús actúa así?
Para fortalecer la fe de los discípulos y para hacerlos más valientes. En efecto, salen de esta experiencia más conscientes del poder de Jesús y de su presencia en medio de ellos y, por tanto, más fuertes y dispuestos a afrontar los obstáculos y las dificultades, incluido el miedo a aventurarse a proclamar el Evangelio. Habiendo superado esta prueba con Él, sabrán afrontar muchas otras, incluso hasta la cruz y el martirio, para llevar el Evangelio a todos los pueblos.
Y Jesús hace lo mismo con nosotros, particularmente en la Eucaristía: nos reúne en torno a Sí, nos da su Palabra, nos alimenta con su Cuerpo y su Sangre, y luego nos invita a ponernos en camino, a transmitir a todos lo que hemos oído y a compartir con todos lo que hemos recibido, en la vida cotidiana, incluso cuando es difícil. Jesús no nos ahorra las contrariedades, pero sin abandonarnos nunca, nos ayuda a afrontarlas. Nos vuelve valientes. (Ángelus, 23 de junio de 2024)